miércoles, 18 de noviembre de 2015

Trosky y el alfiler (V)

Trosky no entendía muy bien qué estaba pasando. En poco tiempo, parecía que todo se hundía, y ahora aparece una persona, de no sabe qué sitio, que se preocupa constantemente por su bienestar. Y por qué no decirlo, Rouse le daba una sensación de seguridad que no había vuelto a tener desde que su padre, y luego su madre, se alejaron de su vida.

"Dentro de poco llegará el invierno. Trosky, ¿es necesario que haya invierno?", Rouse le lanzó la pregunta mientras buscaba algún papel en su mesa.

"El invierno sí es necesario, pues si no hubiera invierno, no habría verano. Y si no hay verano, no habría vacaciones, y entonces la vida sería muy triste para los niños. Por eso, es necesario el invierno", respondió y continuó con el dibujo que estaba haciendo en un papel en blanco. Estaba dibujando un mapa, el mismo que había pintado días atrás.

Rouse lo miró fijamente, lo observó como el cazador que estudia a su presa. Se levantó de su silla y caminó unos pasos hasta situarse frente a él. "¿Tú sabías que los lugares que están próximos al Ecuador no tienen invierno ni verano?", le preguntó mientras se sentaba en una silla que estaba al otro lado de la mesa donde el niño pintaba. Hubo silencio. Trosky pintaba como si aquella pregunta no fuera con él.

El niño no respondía, y cuando Rouse iba a volver a hablar, Trosky lo interrumpió: "¿Está seguro? Entonces, ¿cómo se renueva la vida? Porque no vivirán para siempre.  He visto documentales en los que hay estaciones secas y otras húmedas, ¿no serán parecidas al invierno y verano?. Y si el clima no cambia ...será una vida muy aburrida, ¿verdad? Pero al mismo tiempo será muy segura, sin grandes sobresaltos, quizás todos quisiéramos vivir así ...".

Rouse lo interrumpió. Cuando empezaba a hacer preguntas y a contestarse a sí mismo, Trosky no tenía competidor ni fin. Era una situación que se repetía con bastante frecuencia, en la que parecía saturarse. Al principio parecía disfrutar con su secuencia de preguntas, pero poco a poco, empezaba a agobiarse, y parecía que lo pasaba mal. Si lo dejaba seguir, siempre terminaba en el tema que más le preocupaba, la relación con sus padres. Y antes o después, tendría que contárselo.



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